Una revisión del día a día desde el enfoque de la ignorancia del experto en nada, de la nostalgia del hombre de celofán, de las expectativas del cliente promedio, del público objetivo de todos, en resumen, la opinión absoluta de un absoluto ignorante.
martes, 28 de agosto de 2012
Lo que produce ganar en MISTURA
Ahora
que tenemos cerca una nueva edición de Mistura (que yo disfruto mucho
realmente), quiero compartir con ustedes una experiencia agridulce que compartí
con mi esposa hace una semana.
Nosotros
somos vecinos de Surquillo y hace varios años que frecuentamos los locales
aledaños a Villarán con Aviación, por lo que conocemos el restaurante LA PANKA desde que empezó en un local muy pequeñito en Villarán,
cerca de donde están ahora pero más pegados a Aviación. Era un esfuerzo muy
simpático que hasta tenía delivery por lo que lo frecuentamos, además que la
sazón en el pollo y los anticuchos era espectacular. Es grato sentirte parte de
esos esfuerzos, incluso recuerdo cuando cortaron el delivery porque les robaron
la bicicleta y lo tomaban con buen humor, como que es parte de, así que palante
nomás.
Se
hicieron muy conocidos en el barrio, tanto así que pronto se mudaron a un local
más grande, siempre en Villarán pero ahora más pegados a Tomás Marsano. Daba
gusto ver como se esforzaban y el éxito día a día iba llegando, hasta que
Mistura cayó por su propio peso y en el 2011 ganaron nada menos que como el “Mejor Anticucho”
dando paso a una verdadera sobredemanda que se evidenciaba con la cantidad de autos
y gente que diariamente llena y excede LA PANKA.
Ahora,
¿se puede manejar mal el éxito? Lamentablemente sí. Mi esposa y yo estábamos antojados
de anticucho y decidimos ir (luego de mucho tiempo) con ilusión a visitarlos
para disfrutar de esa deliciosa sazón, además que los dueños son una pareja muy
agradable. Llegamos a la puerta y nos disponíamos a ingresar, cuando un señor
entrado en canas e intentando ser amable (tristemente no lo logra) nos lo
impidió poniendo el brazo para sujetar la puerta y bloquearnos el paso ante mi
sorpresa. “Perdón, ¿no podemos ingresar?” a lo que me respondió “no señor, no
pueden” dejándonos parados en medio de la vereda con otras personas (supongo)
en igual situación y sin mayor detalle. A los segundos salió una señorita que
quería tomarnos los nombres e invitarnos a esperar, como no teníamos auto pues
llegamos a pie, parados en la calle mientras que por el cristal podíamos ver a
la dueña correteando, disculpándose aquí y allá y tratando de salir de una
pieza del caos generado por el éxito. Yo no veía en sus ojos a una persona que
disfruta lo que hace, quizás si sea así, pero si no se transmite, para mi no
vale. Finalmente, el caso es que no puedes dejar a los clientes en la calle no
se cuanto tiempo y de esa forma sin importar que sean mayores, señoras
embarazadas, niños o familias, querer abarcarlo todo y terminar dando una mala
imagen. Se nos quitó las ganas así que “vámonos amor” y caminamos como
volviendo a casa con el antojo convertido en disgusto y el hambre hecho bilis.
Caminamos
una cuadra y media y otra vez el bendito cartel de “Ganador Mistura” nos da en
la cara pero esta vez en el local de Villarán de LA
PAVA, una sanguchería bastante conocida. Nos animamos a entrar,
nos ubicamos al fondo porque tenía su gente y finalmente nos pedimos el
sanguche ganador de MISTURA. Si mal no recuerdo, de lomo
saltado con patacones y huevo. SENCILLAMENTE BRILLANTE.
De lo más rico que probamos alguna vez acompañado de una chicha morada casi tan
buena como el servicio. Se salvó la noche y se engrió el estómago como tenía
que ser.
Esta
narración no critica a LA PANKA por ser exitosa y no dudo que
sigan cocinando maravillosamente, pero nosotros al menos por un tiempo no
iremos, porque no se trata de esperar en la calle siquiera, sino de saber
tratar a los clientes, manejar las situaciones y ejercer la tarea de la
restauración con calidad. En todo caso si cabe una crítica, es para MISTURA que debe ser un poco más consecuente con lo que provoca y
no solo premiar sino enseñar. Que el verdadero premio sea la capacitación para
saber como afrontar el crecimiento meteórico que inevitablemente producen en
sus ganadores, no todos, por buenos que
sean, están preparados para el éxito ni saben como manejar las cosas o cuando
hacer cambios. Para los chicos de LA PANKA
solo una recomendación, busquen un local más grande o acondicionen los espacios
para que los clientes no sientan que tienen que pedir por favor que los
atiendan, sin clientes no hay restaurante y además, así disfrutarán de lo que
hacen y se les notará al momento de atender. Así el éxito será sostenido,
duradero y satisfactorio para todos.
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