martes, 17 de noviembre de 2015

Lo que mas cuesta y lo que mas vale

El lunes 19 de octubre, inolvidable por ser el cumpleaños de mi Papapa (este hubiera sido el 110), me ocurrió algo atípico para cualquiera. Llegué a casa del trabajo, jugaba con mi hija y de pronto empecé a "irme". Me fui "apagando". Durante 40 minutos (según el médico que me atendió) sufrí lo que se conoce como Accidente Cerebro Vascular Isquémico (ACV o TIA). Entiendo ahora que fue algo muy serio, de hecho fue lo que se llevó a nuestro querido Gustavo Cerati. Entiendo ahora que es algo cada vez más común entre gente "estresadita" y claro, entre ellos yo soy algo así como el Presidente del Club. Vengo a ser Toby.

Hace 15 años, entre el 2000 y el 2001 viví la que entiendo ha sido la etapa más complicada para mi salud. Sufrí un ataque de convulsiones, se me dijo primero que tenía cáncer al cerebro, luego que podía ser un granuloma pero debían operarme, pero que si lo hacían recortaba mi expectativa de vida a la mitad (que ya en ese momento andaba en 8 meses), que podía quedarme en la sala, luego de operado resultó que era el granuloma así que viviría pero debía destrozarme el cuerpo con un tratamiento de un año después del cual quizás necesitaría pastillas de por vida. Finalmente que había perdido la motricidad fina por lo que tendría que volver "a aprender todo por primera vez y luego reconectaba el cablecito". Así fue. Ya lo último que recuerdo es que me dijeron que jamás podría aprender "cosas nuevas de motricidad fina" pues había perdido esa capacidad.

Ambos casos no constituyen enfermedades sino situaciones, momentos, hitos que te cambian (lo que es peor) la vida por completo. Son hitos de los que se sobrevive o... no. Y cuesta sobrevivir. Se paga un precio. Pensé que el precio del granuloma de hace 15 años ya lo venía pagando con las limitaciones (imperceptibles a mi entorno) que sabía que tenía. Pienso que el precio del ACV recién empezará a pagarse en los próximos años. Al menos el físico.

Uno siempre cree que dimensiona los costos de sus actos, hitos y momentos en la vida pero generalmente se equivoca. Me dijeron que JAMÁS volvería a desarrollar nuevas habilidades de motricidad fina. Yo sé nadar, pero ayer por primera vez y no sin esfuerzo, logré hacerlo en libre sacando la cabeza para respirar. En 40 años no lo había aprendido, hace 15 años me dijeron que ya no podría hacerlo. Ya lo hice. Eso es lo que vale. Ese triunfo silencioso, esa victoria para muchos pírrica, ese vacío de gloria para mi vale más que lo que cuesta, lo que significa.

Un ACV no es "estar enfermo" sino tener un problema, una condición transitoria. Cuesta hacer que eso se entienda sin caer por un lado en preocupaciones y por otro en dudas sin asidero. Lo que más cuesta no es hacer entender, lo que más cuesta es entender que se pueda o no, no es mi tema y debo seguir. Lo que más cuesta no es quienes ven sin mirar, los que hablan sin conocer, los que juzgan sin entender. Lo que más cuesta es que no te importe, lo que más cuesta es no necesitar explicar, simplemente dejarlo pasar.

Lo que más vale es la primera brazada en la que pude sacar la cara y respirar, para luego dar la segunda y no hundirme. Eso es lo que más vale no por el hecho, sino por el logro. Por la victoria. Por lo que representa en relación a lo que yo creía que podía y no lograr no para  sino para mi familia.

Ahora sé que puedo dar muchas brazadas más, ahora  que puedo seguir. Ahora sé un poco mejor como vivir.