martes, 18 de enero de 2011

Manifiesto 2010-2011

Como lo prometido es deuda, el 25 de diciembre de 2010 escribí un nuevo manifiesto que revisaba el anterior e incurría en nuevos compromisos. Este nuevo manifiesto está totalmente vigente, marca y enmarca mi 2011 empezando por este Blog. Aquí lo comparto con ustedes:

Hace apenas un año debatía contra un papel electrónico sobre lo complejo de la felicidad verdadera. Reflexioné, prometí, soñé un poco, proclamé ser feliz y ofrecí seguirlo siendo. Dije, luego de varias líneas de muy almidonada y lavanda escritura, que lo único que realmente podía prometer era esto último. Creo y quiero pensar, que cumplí.

Escribí muchas cosas y quizás no todas llegaron a realizarse, aunque otras que no escribí llegaron solas a colmar mi vida, en el balance de otro año, entre mis esperanzas y deseos, entre mis certezas y dudas, entre mis sueños y realidades, entre mis afectos y desencantos, en el balance final, mi color favorito sigue siendo el azul. Gracias a todos los que me ayudaron durante todo el año, sabiéndolo o no, a hacer que mi anterior Manifiesto de Vida.

Debo decir que tengo muchos amigos, pero hubo algunos que me sorprendieron mucho. Están los que dijeron “te quiero aunque no te veo”, o que gritaron “¡a los años! Qué bueno ser tu amigo”, y no pocos mintieron con afecto al decir “estás igualito”. A todos ellos les digo que tuvieron detalles conmigo que los hace mis hermanos y hermanas para siempre, que me honra que me eligieran para sonreir, que me sublevo a su lado en el día a día que nos plantea la vida, a veces gris y otras inventando colores solo para nosotros. Tienen en mí un incondicional.

Cometí varios errores y algunos aciertos, como por ejemplo me equivoqué terriblemente al pensar que no podía ser más feliz, o pensé erróneamente que no existía el trabajo perfecto. Donde sí acerté fue al darme cuenta que el próximo año lo puedo hacer mejor que éste, acerté al pensar que podría amar más a mi familia, que debo ver más seguido a quienes siempre me quieren ver y me quieren bien, acerté al prometerle a mi amada no menos que un beso y abrazo diario, pero eso es trampa, no hacerlo sería como no respirar. Acerté sobre todo al creer con convicción profunda que mi adorada Mamama me vería casarme con el amor de mi vida y que podría ver en los ojos de su hija, mi Madre, lo que siempre buscamos robarle: LUZ.

Este año redescubrí cosas que me apasionan, como integrar elementos de la naturaleza en locuras de cocina que al parecer salieron casi siempre bien, recordé que adoro aprender y me encanta saberme tan ignorante en tanto, porque poder aprender cosas nuevas es como todavía poder sembrar vida dentro mío.

Este año además redescubrí, reinventé y renové en cada aliento mi amor por ti. Este año me casé contigo, formalizamos esa unión que se gestó el día que te vi sonreir por primera vez y, luego de lo cual, me tuviste para siempre. Este año, soñé que me decías acepto en enero y lo rubricabas en diciembre. Eso hace de mi año un maravilloso sueño del que nunca más pretendo despertar. Eres el amor de mi vida, PARA SIEMPRE. En el nuevo año, y esto te lo juro, un altar será testigo de cómo todavía nos podemos reinventar más, nos escuchará decir , y una luz más brillante que el reflejo del sol sobre el agua llenará nuestra vida con la bendición de convertirnos en una familia.

Hay dos cosas que rara vez o nunca hago y he decidido que en el nuevo año serán el eje de mis días. Hay dos cosas que rara vez dejaré de hacer desde ahora. Ofrezco de corazón escribir mucho, para que los que quieran me lean un poco, reencontrarme con mi viejo amigo el reloj para robarle momentos de abstracción que pretenderán ser inspirados y si, escribiré mucho.  Ofrezco además cambiar mi vida sedentaria de control remoto por una saludable, de buena alimentación y ejercicio constante, para lo cual dejaré el control remoto y me pararé a cambiar los canales. No, en serio, este nuevo año lo terminaré seguro que si la fragilidad de un niño busca mis brazos, podré sostenerlo por más tiempo que el que toma cruzar la pista. Estas dos consignas moverán mis días, junto con mucho trabajo duro para comer y mucha felicidad para beber.

Y cierro este nuevo Manifiesto tan igual como cerré el anterior, pues es mi deseo que el nuevo año se parezca mucho a este, para poder hacer todo un poco mejor:

“Demando de todos los que lean este manifiesto a cobrarme cada palabra como deuda y a exigirme esa sonrisa real, esa sonora carcajada, ese amor incondicional que me atrevo a ofrecer en estas líneas. Los convoco a ser parte de mi vida para así yo poder decir que soy feliz, los invito a mis sueños y a compartir juntos una sola gran idea, un bello concepto llamado esperanza. Les pido paciencia y tolerancia cuando ni yo mismo me soporte y a cambio tienen en mi la lealtad de un amigo sincero, les regalo mi tiempo a cambio de nada, les pido el suyo cuando crean que podamos compartirlo.

En suma y en resumen, proclamo que soy feliz. Ofrezco seguirlo siendo y espero ser capaz de dar más felicidad de la que reciba hoy, el año que viene y los sucesivos. Es todo lo que puedo prometer, lo demás que venga solo!!!”

sábado, 15 de enero de 2011

Manifiesto de Vida

Muchas gracias por la paciencia que tienen con este ignorante y por sus hermosos comentarios.
El 25 de diciembre de 2009 en la mañana mi enamorada y yo (aún no era mi novia, menos aún mi esposa) descansábamos cuando me levanté de golpe y decidí comprometerme públicamente en ciertos temas. Tomé la computadora y en pocos minutos tenía listo un Manifiesto de Vida que fue el marco con el que regí mi 2010, cumpliendo lo prometido y enriqueciendo nuestras vidas. El 25 de diciembre de 2010 lo convertí en costumbre y escribí un nuevo manifiesto que revisó el anterior y asumió nuevos retos para el 2011.
Hoy comparto con ustedes el primer manifiesto, espero que les guste y les permita conocernos un poco más, en el siguiente post compartiré el nuevo manifiesto y podrán saber si el primero se cumplió y que pensamos para el nuevo año. Aquí lo tienen:
Vivir es la tarea más difícil y complicada que nos toca hacer mientras transitamos por el mundo. Ser feliz ya ni que decir, la felicidad de uno no es la de todos y solo por el hecho de ser humanos automáticamente ser feliz se convierte en una hazaña que no quiero pensar que es inalcanzable, lo veo más como un reto maravilloso del que la última etapa es la de convencernos a nosotros mismos que la verdadera felicidad reside en nuestros corazones y no en nuestras billeteras.
Se nos va un año más y quiero verlo no como un año menos de vida sino como uno más de recuerdos y olvidos, experiencias y anécdotas, aventuras y seguridades, errores y aprendizaje, y todo lo que cada día trajo o se llevó prestado. Un año más para sumar a mi búsqueda de la felicidad, en que aprendí más de lo que enseñé, en que recibí mucho más de lo que di, en que soñé más de lo que apliqué, donde mi mente viajó más que mi cuerpo pero sobre todo donde mi corazón latió más que en toda mi vida junta. Este año que se va es ya parte de mi vida como lo son las nuevas personas que conocí, los nuevos amigos que sumé y la familia que creció, como lo es el sol saliendo caprichoso un día en junio o como lo sería un reloj con la pila agotándose que en su debilidad me da la sensación de querer ir hacia atrás, luchando por no avanzar.
Y ahora hay que hacer promesas para el nuevo año, en que un enredo de palabras podría convertirse en mis nuevos sueños y esperanzas o en mis nuevos compromisos con el destino y con las vidas que se ven afectadas por los caminos que decido tomar. Empezaré diciendo que prometo no prometer más de lo que haga, juro no falsear una sonrisa ni reprimir una carcajada, prometo solemnemente que cuando más apurado esté, con mayor convicción me detendré un momento a respirar profundamente de la flor más cercana, enderezarme y exhalar, para así llegar más rápido a mi destino. Tomo por norma a partir de hoy disfrutar intensamente de mis amores de sangre y de mis hermanos de vida, juro no descansar hasta que la misma luz que hoy ilumina mi vida se acerque al corazón de todos, ofrezco buscar que mis buenos conocidos se hagan amigos y que mis buenos amigos se sientan los mejores como ellos siempre me hacen sentir. No me prometeré riquezas más allá de las que el abrazo de cada niño o niña en mi vida me puede regalar o mayores a la prueba de amor de una leal mascota. No ofrezco regalar a la mujer que amo menos que un beso intenso y un abrazo inesperado cada día por el resto de mi vida, si juro dejar mi vida por ver que sin importar la edad, mi madre y mi abuela sigan siendo capaces de soñar para así yo poder hacer sus sueños realidad.
En este nuevo año llevaré a mi cuerpo donde el año que se va mi mente estuvo, no solo en lugares soñados del mundo sino en momentos maravillosos de la vida. Sabré lo que es la bendición definitiva al amor, conoceré la dicha infinita de ver como un pedacito de mi alma me deja para ir a posarse en la extensión de mi vida, perdonaré y sabré pedir perdón para después saber cómo enseñarlo y aprenderé que mi vida ya no es solo mía.
Si el año pasado me olvidé de alguien lo buscaré, si ofendí a alguien lo compensaré, si dejé puertas mal cerradas o ventanas rotas trataré en el nuevo año que mis caminos estén más derechos y mi senda esté mejor orientada para que todas las vidas que toque sientan que llegué para sumar y así en consecuencia mi propia vida se enriquecerá infinitamente.
Demando de todos los que lean este manifiesto a cobrarme cada palabra como deuda y a exigirme esa sonrisa real, esa sonora carcajada, ese amor incondicional que me atrevo a ofrecer en estas líneas. Los convoco a ser parte de mi vida para así yo poder decir que soy feliz, los invito a mis sueños y a compartir juntos una sola gran idea, un bello concepto llamado esperanza. Les pido paciencia y tolerancia cuando ni yo mismo me soporte y a cambio tienen en mi la lealtad de un amigo sincero, les regalo mi tiempo a cambio de nada, les pido el suyo cuando crean que podamos compartirlo.
En suma y en resumen, proclamo que soy feliz. Ofrezco seguirlo siendo y espero ser capaz de dar más felicidad de la que reciba hoy, el año que viene y los sucesivos. Es todo lo que puedo prometer, lo demás que venga solo!!!

miércoles, 12 de enero de 2011

De cómo conocí a GIANMARCO

Gianmarco es una persona especial, le encanta la música y estoy seguro que es bastante entonado, además se la pasa cantando así que eso ayuda bastante.
Es además, muy trabajador. Todos los días está buscando la manera de producir algo más, algo nuevo, algo que le permita cumplir algún sueño inalcanzable, porque, naturalmente es una persona sumamente soñadora. Alegre por demás, siempre tiene una sonrisa en la cara y la capacidad de alegrarnos el día con alguna mueca distraída. Es alguien que hace de tu día algo diferente con solo pasar unos momentos a su lado.
Gianmarco es sin duda una de las personas que hizo una diferencia en mí desde que lo conocí hace apenas un par de meses, pero, ¿cómo lo conocí?
Mi esposa y yo estábamos cerca del Óvalo Higuereta a la hora de almuerzo, estimo que en noviembre del año pasado, cuando pasamos por la esquina anterior al mercado El Edén, donde funciona un más que conocido local de Caldo de Gallina, si, ahí, en toda la esquina, ese mismo que estás visualizando en plena Benavides. Si, ya sé que todos dicen que es buenazo, así que yo dije “mi amor, hoy quiero… no, no… hoy necesito probar un CALDO DE GALLINA en este local” y ella aceptó. Entramos y me pedí el famoso caldito, mientras ella vio pasar por ahí un enorme lomo saltado y dijo “a mí me trae uno igualito a ese” para luego comentarme discretamente “me ayudas ah” con lo que el almuerzo quedó claramente definido. Ella comería medio lomo saltado y yo un caldo de gallina con el otro medio. Lo usual.
Fuimos muy generosamente servidos por el mozo de turno y empezamos a degustar tremendos platazos (y eso que me pedí el caldo chico) cuando vimos erráticamente entrar al local a un niño de no más de 6 años, no demasiado aseado y con una cajita de golosinas. No fue muy bien tratado en algunas mesas, y de manera natural se acercó a la nuestra pero no nos llegó a ofrecer los dulces, sino que se quedó prendado del plato de mi esposa y mudo al mismo tiempo. Ella se dio cuenta y le dijo “¿quieres un poco?” a lo que el niño, aun con la boca entre abierta, solo atinó a asentir con la cabeza y estirar la mano. Ella sonrió y le dijo “no, no, ven siéntate y vamos a pedirte un plato” y así lo hizo. Justo antes de decirle al mozo que nos alcance un plato, éste ya le estaba pidiendo al niño que se retire, pero le dijimos que no, que él era nuestro invitado y se quedaría a almorzar, que por favor le traiga un plato. El mozo sonrió con agrado y le dijo “pero eso sí, vamos a lavarnos esas manos” y se lo llevó a los servicios.
Finalmente nuestra mesa constaba de un lomo saltado, un caldo de gallina y tres platos. Nuestro inesperado acompañante se sentó a comer pero demostró tener una energía que agotaría fácilmente al conejito Duracell. Se paraba, se sentaba, hablaba, se metía debajo de la mesa, jugaba con los cubiertos. Yo podía ver a mi esposa llenarse de paciencia y de rectitud y tratar permanentemente de enseñarle buenos modales, aconsejarle como comer, y al mismo tiempo ganar su confianza para que nos diga su nombre, cosa que desde que se sentó le preguntamos y no nos quería decir. Al inicio usaba evasivas y luego se inventaba nombres, o me decía “adivina” y a todas mis respuestas decía que sí. Tenía como 20 nombres la criatura.
Como el cuento de la oveja que gritaba lobo, cuando finalmente nos dijo su nombre no le creímos. “Pero en serio, ese es mi nombre”. Nos quedó la duda, pero finalmente le creímos. “Hola Gianmarco, mucho gusto en conocerte”. Sentimos además que darnos su nombre era para él una muestra inusual de confianza y solo ese hecho hizo que empezara a comportarse mejor. Nos contó de su mamá, que tenía un hermanito menor y que siempre vendían por acá. Así terminó nuestro almuerzo y es así como conocí a Gianmarco, una maravillosa personita que llenó de luz nuestro día.
El lomo saltado era realmente grande, al final lo compartieron Gianmarco y mi esposa, pero ni aun así lo terminaron, quedó suficiente para otra persona. Gianmarco estaba lleno, pero veíamos como pese a no querer más, miraba fijamente lo que quedaba del plato sin animarse a decir lo que quería decir. Lo ayudamos un poco… “¿quieres llevarle esto a tu mamá?”. Nuevamente asintió y dijo “¿con todo y las papas? Están muy ricas”. Sonreímos y pedimos que lo pongan para llevar.
Los tres salimos del local con una sonrisa en la cara a buscar a la madre de tan notable criatura. La encontramos media cuadra más allá, cobijada en la sombra de un muro, con su caja de golosinas y su otro hijo durmiendo en su regazo. No sé decir porque, pero al verla a los ojos supe que era una buena mujer, trabajadora, noble, que quiere lo mejor para sus hijos. Vio a Gianmarco y lo primero que le preguntó fue “¿ahora qué hiciste?” pero sin perder la sonrisa y con la dulzura de una madre enamorada de las locuras de su muchachito. “Hola, estaba almorzando con nosotros, tienes un hijo maravilloso. Dinos, ¿de verdad se llama Gianmarco?”. La risa fue general y la respuesta afirmativa. “Tienes un hijo muy bello, muy alegre y muy inteligente”. “Si, y es muy bueno, me ayuda mucho y le encanta estudiar, le gusta aprender de todo”.
Nos despedimos con la promesa de vernos nuevamente, quizás con ropa, quizás con un juguete. Gianmarco saltó diciendo, gritando “¿CUÁNDO?”. “Pronto, en estos días”. “¡Ya! Siempre estamos por acá”. “Chau precioso, cuida a tu mamá y a tu hermanito”. “Chau campeón”.
Cumplimos la promesa pero no pudimos encontrar a nuestro Gianmarco. Hemos ido varias veces a buscarlo, recorrido el óvalo, el Edén, el puente peatonal, el Caldo de Gallina y no hemos tenido suerte.
Si pasas por ahí y ves un niño de unos 6 años lleno de vida vendiendo un dulce y comiéndose dos, dile por favor que tenemos algo para él.

lunes, 10 de enero de 2011

El cilindro, la res y los pulpos

Un fin de semana no propicio para el descanso me permitió unir en una sola oración un cilindro que cocina, una res que no es res y unos pulpos sin tentáculos ni cabeza.
Y es que ya para nadie es novedad que la parrilla va cediendo gentilmente el paso para que el famoso cilindro se adueñe de nuestras tardes y de nuestras carnes con ese ahumado especial que le da un sabor único a lo que pongamos dentro. El viernes no fue la excepción, y, como ya otros viernes, Victor Hugo (esposo de mi cuñada y gran amigo) nos convocó a su casa y uso la palabra mágica: CILINDRADA. Mi esposa y yo confirmamos en el acto y nos fuimos para allá al final del día. Como siempre cuando haces cilindro/parrilla, hay alguien en el grupo que es el que sabe y con su cilindro/parrilla nadie se debe meter. Pero esta vez el que sabe no pudo llegar, así que los ilustres ignorantes en la materia de la preparación (aunque expertos en la degustación) tuvimos que tomar la batuta y ya podían ver a Victor Hugo y a este humilde blogger condimentando pollos, pancetas de cerdo y demás delicias deseando que en nuestras manos no se convirtieran en desastres. Realmente me gusta cocinar, pero de cilindro no sabía nada. Afortunadamente aprendimos rápido y la cosa salió bien, ya que la concurrencia devoró todo lo que salía de ese mágico artilugio vertical para nuestra tranquilidad y respiro. La convocatoria fue muy buena, pues éramos como quince comensales muy satisfechos, que automáticamente se convirtieron en quince bebedores de cerveza con elocuencia en aumento según aumentaban las botellas. Yo que suelo buscar donde asumir posición de sueño antes de medianoche, me embriagué de la conversación (y de la cerveza) y me dejé llevar por los temas que jamás se deben tocar: música, religión, futbol y política. ¡Los abarcamos todos! Para las seis y media de la mañana, todos éramos hermanos, hablábamos de negocios que jamás haremos, de reencuentros que difícilmente se darán y de salidas que quedarán largamente postergadas. No se me hizo tan tonto haber llevado mis lentes de sol a una reunión de noche. Dada la hora avanzada (o temprana) y el estado de maceración de nuestros cuerpos (sin extremos vergonzosos), decidimos ir a casa a descansar… ¿cómo era el plan? …ah sí! TODO EL SÁBADO.
Para las 10am del sábado posterior a la cilindrada, ya estaba de pie con una inusual falta de sueño y apenas cansado. Viendo reality shows de gastronomía en cable, me animé como ya es costumbre los sábados a tomar por asalto la cocina. Y es literal, pues le cierro la puerta a mi esposa y me adueño de mi desastre para tratar de sacar platillos interesantes y diferentes que compartir con ella. Sin importar los resultados, que por lo general han sido buenos, siempre la pasamos de maravilla. En esta ocasión el menú transcurrió por una palta a la reina (apropiado para la que reina en casa) y, como plato de fondo, un cordon bleu de pollo relleno con jamón, salame, espinaca y queso y acompañado por una salsa a la mostaza con pisco y tomillo. Realmente trabajoso, pero valió la pena. La abuela de mi esposa, Doña Hilda, siempre me dice que no le parece que cocine en casa y no le dé a probar (y aprobar), así que como Don Amadeo, su esposo, y ella nos visitaron en la tarde y, por lo que entendí en el teléfono tenían apetito (grave ignorancia mía), decidí ofrecerle a probar el platillo y obtuve nota aprobatoria. La ignorancia pasa porque al teléfono me dijo “vamos para ir con ustedes al Queirolo porque se me ha antojado media RES y yo, poseedor de un humor bastante básico, le ofrecí cenar. Por supuesto que fuimos al Queirolo donde pedimos media res y, como es correcto y apropiado, nos trajeron media botella de Pisco Queirolo con sus respectivos implementos para un delicioso chilcano. Tantas veces uno puede salir con otra pareja de amigos, pero que diferente, especial y divertido resulta que esa pareja sean tus abuelos. Compartimos la mesa y la media res con Doña Hilda y Don Amadeo en una de las veladas más divertidas y especiales que recuerde, estrenando además el nuevo Queirolo que recientemente abrieron en la Av. Aviación, a pocas cuadras de Angamos. Uno entra y sin importar el mobiliario o la decoración, se abstrae en el concepto del bar pisquero, de la botella en la mesa, de la Lima antigua que tanto extraño pese a que no conocí, de Valdelomar en el Pale Concert. Fue mi primer chilcano con guinda, un elemento poco usual pero que le da un color diferente y un sabor espléndido. ¡Que sigan abriendo Queirolos en toda Lima! La velada (que no podía terminar ahí) concluyó en casa de Claudio, tío de mi esposa, con una partida de póker que Don Amadeo  arrasó de inicio a fin y una excelente tertulia, siempre de la mano de media res más. Extraño y delicioso el término vacuno para denominar a tan espirituosa bebida.
¿Y los pulpos? Pues como ahora si el plan de domingo era descansar TODO EL DÍA, a las 9am nos llamaron Ursula (mi cuñada) y Victor Hugo para acompañarlos a la playa a buscar casa y a pasar el día, así que enrumbamos al sur y nuestro destino fue la playa que lleva el nombre de tan ermitaño, inteligente y delicioso animalito. Recorrimos Pulpos y su caos vehicular (y de calles) toda la mañana buscando casa aunque sin mayor suerte, por lo que pasado mediodía decidimos abortar la misión y mudarnos al club a pasar el resto de la tarde, como no podía ser de otra manera, con unas cervezas, un extraordinario cebiche y su respectiva jalea. El ping pong fue la nota de cierre, donde mis habilidades no pudieron superar a las de Victor Hugo. Revancha pendiente.
Algunas reflexiones que me quedan del último fin de semana son: ¿Qué tal quedará el pulpo al cilindro? ¿Qué me gusta más, una res para comer o para beber? ¿Por qué me siento tan cansado si el sábado y domingo descansé TODO EL DÍA? ¿Por qué ciertos temas son prohibidos si animan tanto una reunión? ¿Debí estudiar para chef?
Algunas respuestas que me animo a darme son: DELICIOSO (todo al cilindro es delicioso). La próxima vez habrá que combinarlas. Échate en la cama, cierra los ojos y DUERME (apaga los teléfonos). Son prohibidos para el dueño de casa porque los invitados no se van nunca y el volumen de las voces sube. Todavía estoy a tiempo.
Me voy a dormir…

jueves, 6 de enero de 2011

Mi amor, ¿y si vemos una peli?

Ayer en la noche todo transcurría con normalidad en casa de este humilde ignorante, terminaba un día de trabajo intenso y pensé que en breve nos llamaría la cama para descansar, cuando de pronto mi esposa me sorprende comentándome que tenía ganas de ver una película. Esto ya de por sí es poco usual, pues no vemos películas con frecuencia por lo que resultó muy grato para mí y pensé “genial, excelente forma de terminar el día” aunque en el fondo tenía mis dudas pues ya eran casi las 9 de la noche y ambos estábamos cansados, así que pronostiqué 10 minutos de película, ojos cerrados y a terminarla después.
Fue aún mayor mi sorpresa cuando me comenta, me menciona, me sugiere que veamos aquella película de 1965 que hace cosa de un año y medio compré pues le tengo personal apego y quería que ella la vea. Durante todo este tiempo, todos mis intentos de que la veamos fueron infructuosos, era como si algo la repeliera de verla, no sé si era el título, el concepto, la antigüedad, no puedo saber con certeza que era pero ayer desapareció y me dijo “quiero verla”. El ridículo cliché de “pellízcame” se hizo imprescindible pues no podía creerlo, pero efectivamente, ahí va el disco y vamos a verla… todo parece indicar… el dedo al Play… idioma español… iniciar película y luego de paisajes increíbles, aparece inconfundible cantando y girando la gran Julie Andrews y empieza “La Novicia Rebelde”. Créanme, les aseguro que es sin duda una de mis películas favoritas desde todo punto de vista, pero especialmente por esa extraña y maravillosa facilidad que tiene para llenarme de felicidad.
Ahora… el tema era… ¿le gustará a mi esposa? ¿le gustará que me guste tanto? Cuando se animó a preparar canchita y servir limonada yo me animé a creer que sí. Cuando empezó a tararear las canciones y a subir el volumen, yo me animé a creer que sí. Cuando fueron pasando los minutos y fue empezando a sonreir, a disfrutar, a preguntar, supe que sí!!! Algo parecido nos pasó con “Casablanca” hace unos meses, otro de mis clásicos favoritos.
Logramos ver la película de un solo tirón, completa, muy pegados, muy emocionados y gozando al máximo cada momento mágico de Maria y la Familia Von Trapp pero sobre todo, logramos tocar el amor con los dedos como cuando tienes esos momentos mágicos con tu pareja y sabes que serán memorables, lo suficiente para provocarme el egoísmo de hacerlo mi tema de hoy.
La Novicia Rebelde” combina tres conceptos sin los que no se vivir: el cine, la música y el amor de cuento de hadas, de fantasía. El amor de mi vida, sentada junto a mí viendo una película, viendo ESA película, combina la felicidad más profunda con la algarabía más grande. Y se pone mejor, desde ahora decidimos ver películas más seguido, especialmente las clásicas, por lo que seguramente por estas líneas discurrirán más reseñas y más cine. Como ven, vamos encontrando temas para salir de la ignorancia.
Yo encontré un tema del que nunca saldré completamente de la ignorancia (afortunadamente) y es esa maravillosa forma que tiene mi esposa de sorprenderme con lo menos esperado en el momento preciso y de la forma correcta. Que viva el amor!

martes, 4 de enero de 2011

Una libre interpretación auténtica

Hoy martes, como buen lunes, el día está siendo tremendamente caótico. Y mi día es más caótico aun pues cual niño he estado cada cinco minutos revisando cuanta gente leyó mi Blog, de donde son, si tiene seguidores y todo lo que hoy en día es el nuevo mundo de las redes sociales, del ciberespacio y de las cada día más cercanas y a la vez frías relaciones humanas. Gracias a los casi 350 lectores (no, todavía no 350mil) que esta cruzada tuvo el primer día, espero que mi ignorancia no los desanime a seguir la gesta en las siguientes publicaciones y que sumemos cada día un poquito más a la ignorancia colectiva, buscando hacerla mas sabia.
Y es que cuando te metes a una de estas cosas, después te dices ¿y ahora de que escribo? Sobre todo cuando eres un inopinado más, pero bueno, siempre nuestra sociedad impredecible y colorida nos da razones para el chisme, nos da tema, basta con decidir si queremos irnos a la farándula, a la política (casi lo mismo), al deporte o a las notas policiales. Que si hay nueva pareja u otra se separó, que si corre dinero en las candidaturas (esto realmente me impresiona, jamás lo habría sospechado) o saber que se rotaron los jugadores de fútbol entre los mismos equipos cual círculo vicioso diciendo “vine para ser campeón”. Escojo no escoger de ahí, al menos no por ahora.
Se me ocurrió intentar encontrarle una definición a estas líneas según su nombre y de acuerdo a lo que la madre de todas las madres de la lengua proclama, la Real Academia Española:
Cruzada: Expedición militar contra los infieles, especialmente para recuperar los Santos Lugares, que publicaba el Papa concediendo indulgencias a quienes en ella participaran.
Ignorante: Que no tiene noticia de algo.
Entonces yo aplico un concepto muy de moda, que es la “libre interpretación” o, recordando tiempos anaranjados, “interpretación auténtica”. Esto último me dio un ligero escalofrío, lo confieso. De acuerdo entonces a la RAE y según mi interpretación, lo que hago en estas líneas es: “liderar una expedición contra algunos, para recuperar lo que es de todos, con la indulgencia de los que me leen, y sin tener idea de nada”.
Supongo que con esto ya la idea queda clara para todos. Y si no entendieron, bienvenidos a la cruzada!!!

lunes, 3 de enero de 2011

Mañana te juro que es LUNES

Siempre escucho que el Año Nuevo trae cosas nuevas para todos. Para mí este año empezó con buen pie, o debería decir con buena mano. Como parte de los propósitos que todos nos trazamos al inicio de año, yo ofrecí escribir más. Tantas otras veces he prometido cosas en diciembre y tantas otras veces no he cumplido o les he sacado la vuelta, que esta vez me obligo a cumplir y abro este diario ignorante, esta crónica del día a día, esta cruzada para explorar la cotidianidad de los que nos disolvemos en el medio de la locura de Lima.
Yo no sé si sumaré lectores ni entiendo tanto de los Blogs, pero es la intención o no lo publicaría en Internet y en las redes sociales. En todo caso será una buena catarsis para mí y un divertido editorial urbano para todo el que caiga por estas páginas. Para todos gracias desde ya y nos iremos conociendo en la medida que nos sumemos a esta cruzada sin mas norte que la de demostrar mi profunda ignorancia y lo bello que es aprender.
Hoy empecé el año con una seria contradicción, pues llegué al trabajo con la energía del mundo acumulada y lista para volcarla sobre mi labor, cuando me di cuenta que el mundo estaba con las pilas bajas. Nadie o casi nadie estaba en su oficina (al menos los que firman contratos), y los que estaban, todavía andaban pensando en el fin de semana, subiendo sus fotos al Face y enfriando el aire para no sofocarse por la insolada que se mandaron. ¿Qué hacer? Por un momento me sumé a la ola continuista, pero al poco rato ya estaba dando vueltas buscando algo más, mis excusas de holgazaneo se agotaron rápido: leer noticias, comentar el fin de semana, ir un ratito al banco, revisar correos, hasta el infalible Facebook. Todo estaba como lento, como igual que la gente, queriendo no hacer nada o lo mínimo para recién mañana si, mañana te lo prometo, empezar con fuerza el año.
Bueno, supongo que la Sra. Villarán si vio el día de hoy como diferente, especial, importante. No todos los días juramentas como Alcaldesa pues Susana. Habrá que ser observadores y desde esta ignorante tribuna, jueces de lo que será una prometedora gestión, pero que desde el primer día debe ser el fiel reflejo de lo que proyectó en campaña. Por acá recibirá el palo y el aplauso en cada paso que lo amerite.
No hay mucho más que hacer ni que decir, hoy como todos, esta crónica empieza pero no trabaja. Mañana si, te lo promete, mañana por Dios que me pongo las pilas, es que hoy nadie me contesta, es que hoy nadie me lee, es que hoy todavía es ayer, así que mañana te juro que es lunes.