lunes, 9 de julio de 2018

¿Qué no haría por tí?

Hola Fernanda Lucía, soy papá. Hoy tienes 5 años, 5 meses y 4 días exactamente y he decidido que empezaré (en lo posible) a escribir sobre nuestro día a día, pues la memoria es frágil, la vida es frágil y finalmente aquí podemos dejar un testimonio de ese amor que nos tenemos. Que mamá, tu y yo nos tenemos y que es infinito.

Y creo que sabes que haría todo por tí. Absolutamente todo por verte sonreír, engreírte al máximo, disfrutarte al máximo. Es verdad que no tenemos memoria de hechos ocurridos antes de los 6 años en promedio, pero las emociones si quedan y estoy convencido que dentro de tu más pura esencia, sabes que haría todo por tí y lo hago cada día.

Ayer por ejemplo, lo que pasó me pareció excusa suficiente para contar hasta donde llega este padre tuyo. Y es que fue entre temerario, triste y al final muy divertido. Mamá y yo te compramos esa LadyBug que vuela, que le jalas la pita, gira la hélice y se eleva. Tu y yo nos fuimos a la feria de Surco, algo que espero sigamos haciendo juntos. Bueno, en un parque antes de llegar a la feria te dije "hijita mejor lo volamos acá, hay más espacio, y luego vamos a la feria a jugar y comer alfajores". Lo intentaste pero no funcionó, así que yo lo intenté y la hélice voló pero LadyBug no. La hélice se elevó, se elevó, se elevó y con absoluta paz y tranquilidad, se posó en lo alto de ese hermoso árbol que teníamos al frente.

Este padre tuyo, buscó ayuda de un señor que pasaba "maestro, ¿me haces patita de gallo?" y se subió al árbol con sus 43 añazos y un estado físico que ha visto mejores épocas. El árbol, bastante seco, hacía CRACK en cada movimiento o apoyo que buscaba, mientras subía más y más buscando la hélice de LadyBug y tú me esperabas ahí adelante, en la banca del parque. Cada zamacón que le metía al árbol me decías "no cayó nada papá" y yo seguía alumbrando con mi celular (7pm), cortando ramas, troncos secos y podando el árbol a mano limpia con tal que mi pequeña recupere su hélice. Tú desde la banca mezclabas el deseo de recuperarla con el de mantener a tu papito de una pieza (si me caigo me rompo mi amor). Así pasaron unos 30 minutos para mi (seguro 5 en la realidad) en los que el señor de la patita de gallo se fue y la hélice no apareció. Al pie del árbol, yacían acumulados troncos, ramas, hojas, restos de un árbol seco podado a mano por un padre decidido. En la banca, la niña más hermosa del mundo esperando algo que no sucedía.

Finalmente negociamos "te compro otro hijita, nos estamos perdiendo la feria, ¿me perdonas?" "si papá, ya baja, no quiero que te pase nada". Papá con un poco de temor, las manos bastante maltratadas y el corazón apretado, bajó (quisiera decir como Tarzán) torpemente, saltó del último tramo y cayó pesadamente a tus pies.

Nos abrazamos. Te compraría otra mañana mismo. En eso, como viendo el árbol desde otra perspectiva, noté que la parte derecha no estaba tan "podada" y que era más bien por donde había caído la bendita hélice. Alumbré, afiné el ojo, y LA VÍ. Tomé uno de los troncos que rompí a mano (secos insisto), lo estiré (mediría un metro y medio a dos metros) y lo usé para enganchar la hélice y bajarla. Fiesta total en el parque, la ovación contenida de tus manitos se desató y estuvimos de acuerdo en guardarlo para un espacio más abierto. Fuimos a la feria y nos disfrutamos mucho una hora más, antes de volver a casa con mamá.

Y si pues Fer, te amo tanto que soy capaz de todo por tí. Hasta de volar tu juguete arriba de un árbol, para así poder subirlo, podarlo con las manos, darle un giro dramático a la historia, y ser tu héroe un día más. La historia dirá que podé un árbol con las manos por tí, pero lo cierto es que espero podar (un poco) el mundo para tí, sobre todo si yo mismo ocasiono que tu mundo necesite ser (un poco) podado.



lunes, 7 de diciembre de 2015

No se trata de dar DINERO


Recientemente, hemos sido testigos del crecimiento de lo que podemos llamar en general RSE, siglas que ya no son ajenas (afortunadamente) para casi nadie.

RSE (Responsabilidad Social Empresarial) puede entenderse como la voluntad de una empresa u organización de devolver a su entorno una equivalencia que represente lo que significa para ella poder trabajar, producir y desarrollarse. Es comprometerse con su entorno. Ahora bien, la forma como implementamos RSE es lo que con los años ha ido teniendo más relevancia, empezando como presupuestos anuales para actividades, comités internos y hasta en muchos casos ya, ser áreas completas y de gran importancia. En paralelo, la evolución de la RSE ha ido de la canalización de ese presupuesto en soporte básico para zonas vulnerables (servicios, pintado, implementación de espacios públicos, actividades de integración, etc.) hacia la búsqueda de soluciones sostenibles en el tiempo para ayudar a un verdadero desarrollo de las zonas de influencia y/o los grupos de interés.

En esto último es donde reside el verdadero valor que está alcanzando la RSE en adelante, pues estamos pasando de entregar “cosas” a trasladar conocimiento. Estamos superando la instancia “tangible” para ir hacia el valor real de lo formativo. Estamos transformando a las personas y eso es lo que da sostenibilidad, eso es lo que tiene que ser RSE en todos los ámbitos de su implementación.

En mi experiencia al frente de una empresa que ha tocado la vida de casi un millón de peruanos a través de la capacitación emprendedora, puedo dar fe que el mayor valor que encuentran las personas en la oportunidad de ser parte de un programa de RSE no está ni en los productos que puedan recibir ni en el capital (premio, semilla, de trabajo, etc.) que finalmente pueden o no ganar producto de su plan de negocio. El verdadero valor siempre lo encuentran en lo que aprenden, en cómo cambian su realidad a partir de SABER, a partir de CONOCER, a partir de IMPLEMENTAR. No se trata de dar dinero, pues de nada sirve si no logramos combatir el principal mal que aqueja a nuestro país, algo que daña desde adentro y que nos tiene divididos donde deberíamos estar unidos. Debemos combatir la exclusión ideológica, darle al ciudadano las herramientas que necesita para saber y entender cómo funciona su entorno, como puede BUSCAR su propio beneficio y el de los suyos de manera articulada con el crecimiento de nuestra sociedad. Una sociedad que crece de espaldas a sus habitantes, a TODOS sus habitantes, no podrá sostener ese crecimiento pues el gran pendiente siempre será la unificación en un frente común compartiendo oportunidades.

En este punto se suele pensar que el rol del Estado es decisivo y que le corresponde ser el llamado a tomar las medidas necesarias para resolver cualquier escenario de falta de oportunidades, sin embargo, y siendo esto válido en términos generales, le toca a la empresa privada, a los gremios, a todo aquel que se sabe parte del crecimiento y, consciente de ello, define sus lineamientos de RSE tomar acción activa en el proceso de “cambio de chip” para todos los estratos de nuestra sociedad. Este proceso inclusivo que nace de compartir conocimiento, de transformar la vida de las personas, de buscar y fomentar el emprendimiento, es el único camino que permitirá que el crecimiento sea sostenible en el tiempo y articulado para todos y eso es a lo que RSE debe apuntar, pues en el crecimiento sostenido de todos está el crecimiento de las empresas y de la sociedad en su conjunto.


martes, 17 de noviembre de 2015

Lo que mas cuesta y lo que mas vale

El lunes 19 de octubre, inolvidable por ser el cumpleaños de mi Papapa (este hubiera sido el 110), me ocurrió algo atípico para cualquiera. Llegué a casa del trabajo, jugaba con mi hija y de pronto empecé a "irme". Me fui "apagando". Durante 40 minutos (según el médico que me atendió) sufrí lo que se conoce como Accidente Cerebro Vascular Isquémico (ACV o TIA). Entiendo ahora que fue algo muy serio, de hecho fue lo que se llevó a nuestro querido Gustavo Cerati. Entiendo ahora que es algo cada vez más común entre gente "estresadita" y claro, entre ellos yo soy algo así como el Presidente del Club. Vengo a ser Toby.

Hace 15 años, entre el 2000 y el 2001 viví la que entiendo ha sido la etapa más complicada para mi salud. Sufrí un ataque de convulsiones, se me dijo primero que tenía cáncer al cerebro, luego que podía ser un granuloma pero debían operarme, pero que si lo hacían recortaba mi expectativa de vida a la mitad (que ya en ese momento andaba en 8 meses), que podía quedarme en la sala, luego de operado resultó que era el granuloma así que viviría pero debía destrozarme el cuerpo con un tratamiento de un año después del cual quizás necesitaría pastillas de por vida. Finalmente que había perdido la motricidad fina por lo que tendría que volver "a aprender todo por primera vez y luego reconectaba el cablecito". Así fue. Ya lo último que recuerdo es que me dijeron que jamás podría aprender "cosas nuevas de motricidad fina" pues había perdido esa capacidad.

Ambos casos no constituyen enfermedades sino situaciones, momentos, hitos que te cambian (lo que es peor) la vida por completo. Son hitos de los que se sobrevive o... no. Y cuesta sobrevivir. Se paga un precio. Pensé que el precio del granuloma de hace 15 años ya lo venía pagando con las limitaciones (imperceptibles a mi entorno) que sabía que tenía. Pienso que el precio del ACV recién empezará a pagarse en los próximos años. Al menos el físico.

Uno siempre cree que dimensiona los costos de sus actos, hitos y momentos en la vida pero generalmente se equivoca. Me dijeron que JAMÁS volvería a desarrollar nuevas habilidades de motricidad fina. Yo sé nadar, pero ayer por primera vez y no sin esfuerzo, logré hacerlo en libre sacando la cabeza para respirar. En 40 años no lo había aprendido, hace 15 años me dijeron que ya no podría hacerlo. Ya lo hice. Eso es lo que vale. Ese triunfo silencioso, esa victoria para muchos pírrica, ese vacío de gloria para mi vale más que lo que cuesta, lo que significa.

Un ACV no es "estar enfermo" sino tener un problema, una condición transitoria. Cuesta hacer que eso se entienda sin caer por un lado en preocupaciones y por otro en dudas sin asidero. Lo que más cuesta no es hacer entender, lo que más cuesta es entender que se pueda o no, no es mi tema y debo seguir. Lo que más cuesta no es quienes ven sin mirar, los que hablan sin conocer, los que juzgan sin entender. Lo que más cuesta es que no te importe, lo que más cuesta es no necesitar explicar, simplemente dejarlo pasar.

Lo que más vale es la primera brazada en la que pude sacar la cara y respirar, para luego dar la segunda y no hundirme. Eso es lo que más vale no por el hecho, sino por el logro. Por la victoria. Por lo que representa en relación a lo que yo creía que podía y no lograr no para  sino para mi familia.

Ahora sé que puedo dar muchas brazadas más, ahora  que puedo seguir. Ahora sé un poco mejor como vivir.


jueves, 19 de junio de 2014

Extraño la radiola

Casi 400m2, techos altos y adobe. Esa fue mi niñez, esa fue mi vida, así crecí. Esa fue mi casa. En esa casa, me levantaba para escuchar a un pequeño radio marca International que mi Papapa religiosamente prendía e instalaba en la “mesita del teléfono” para escuchar a Don Ramírez Lazo en Radio Periódico de Cora. Recuerdo claramente los “yo soy Cora” y “buenos días Señor Presidente” o “nos preocupa Señor Presidente”.

 

Salía de mi cuarto y mi Papapa estaba bien sentado en el silletón del hall frotándose las manos y escuchando la radio, o bien recorría el pasillo de la casa por décima vez ida y vuelta, ida y vuelta.

 

Mi Mamama por su parte, sonaba por ahí entre los ecos de la casa con su infaltable “Garufa… dicen los que te vieron la otra noche… en el parque japonés” mientras barría cada ambiente, mientras bailaba con la escoba, mientras pintaba con su voz mis recuerdos. Lloro mientras escribo. Nunca podré cambiar, nunca voy a olvidar.

 

Cada despertar era un descubrir ese cuadro vivo y hermoso y solo se ponía mejor cuando coincidían en la sala mi Mamama, la radiola, Gardel y yo. “Ven” me decía meneando el cuerpo al son del tango y me estiraba la mano con una sonrisa que me sigue humedeciendo los ojos. Y es que lo recuerdo vivamente. La radiola de mi Mamama, su mano, mi mano y el ritmo. Ella llevaba, claro, y con un vigor de mucha autoridad pero con mucha alegría, muy juguetona y gozando la música. Y yo feliz me dejaba llevar, y yo feliz volaba, soñaba, quería que fuera para siempre, quería que fueras para siempre.

 

Hoy se me dio por extrañar. Extraño los momentos en que hubiera querido pasear por esa casa con mi amada esposa mostrándole cada rincón, pues cada rincón recuerdo. Extraño ver de lejos a mi Mamama llevando y bailando con mi hija como lo hizo conmigo, la veo en mi mente siempre. Extraño tomar tu mano y esta vez ser yo el que te lleve como nunca lo hicimos. Extraño a mi Mamama, extraño a mi Papapa. Los extraño.

 


Hoy tengo mi tornamesa, hoy bailo con mi hija como tú bailaste conmigo. Hoy espero hacer de ella la melómana enamorada de la vida que tú hiciste conmigo viejita linda. Tú tendrías que haber sido para siempre.



martes, 13 de mayo de 2014

A los 40 con pistola

El meme para esto sería: Vas al cine con tu esposa, te amenazan con una pistola.

 

No íbamos al cine desde ASU MARE. Tenemos una hija de un año 3 meses que es dueña absoluta de nuestra atención y que incluso me dejó sin palabras de que escribir (o me dio demasiadas). Anoche decidimos ir a ver “A los 40” para, además de salir un momento, llevar a los abuelitos de mi esposa al cine y, especialmente, a ver esta película que era lo que querían. Pues bien, llegamos a Cineplanet Primavera (dentro del Real Plaza) y claro, los señores con todo derecho intentaron hacer uso de su beneficio en la fila preferencial. Digo intentaron, pues delante de ellos había una pareja (nada discapacitada) y un sujeto hablando por teléfono. En lo que mi esposa llegaba, la pareja salió bien atendida, lo que ya estaba mal, pero además viendo que detrás habían dos ancianos y otro señor con su niño esperando, el sujeto pretendió ser atendido con normalidad (sin mencionar que la fila principal tenía al menos 50 personas esperando).

 

Mi esposa le explica las razones por las que no podía estar ahí pero él la ignora. Llegando a los 30, casaca de cuero, cabello engominado a lo John Kelvin y una delgada cadena de oro con camisa abierta. Le insiste, pero él se encierra en su teléfono y pide se le atienda rápido. Mi esposa pide con el administrador, a lo que este sujeto le responde “el administrador soy yo” creyendo que con eso se iba a ir y la discusión sube de tono. Yo venía detrás y vi todo por lo que me acerqué y rápidamente me puse entre ella y el “caballero” indicándole que se retire. No había más que explicar o discutir pues no tenía razón para hacer esa mini cola (como posteriormente le diría mi esposa, la discapacidad mental no le da ese derecho).

 

Mi esposa me pasa la voz y en un primer momento no la escucho, atento al tipo, pero me toma la cara y me dice “mi amor, ¿no ves que te está amenazando con su pistola?” y recién en ese momento noté que había retirado su casaca para mostrarme que efectivamente tenía un arma y “¿qué va a pasar si no me voy?”. Argumentó que “soy policía” para no generar tanto nerviosismo con lo que hacía. Con lo difícil que está Lima, no nos amilanamos y forzamos la situación para que no sea atendido y venga el administrador (el de verdad), así como seguridad. El tipo se alejó fastidiado pero vociferando, sin irse del todo y viendo como hacía para entrar igual hasta que los responsables del cine, algo lentos pero reaccionando, llamaron al policía del centro comercial, quien a su manera intervino al sujeto en cuestión. Le pidió su permiso, lo tenía en regla… ¿se lo dan a cualquiera? Claramente. Todo el tiempo se mantuvo malcriado, altanero, prepotente y mantuvo la versión que jamás me amenazó sino que yo lo maltraté, que solo se acomodó la casaca “y el arma se ve pe suboficial”. Siempre llamó al policía por su rango, notándose que está acostumbrado a tener que manipular situaciones con la autoridad. “Te voy a denunciar por difamación, yo litigo y tengo un estudio de abogados, yo me pudro en plata vas a ver” y otras tonterías era todo lo que escuchábamos. Así que el administrador-policía-abogado-millonario terminó escoltado por el policía (quien trataba de explicarle que “los que portamos armas no es para mostrarlas” como abuelita que le pasa la mano al nieto que hace bulling). Se lo llevaron, entiendo que hicieron un parte policial y no sé si al final entró. Para esto, decía que usaba la cola preferencial porque tenía “entradas preferenciales”. No amerita comentario, ¿no?

 

Quisiera decir que gozamos de la película, pero además de lo sucedido, permitieron el ingreso de una niña de 2 o 3 años a la función (película para mayores de 14) y claro, sentada detrás de nosotros, no paró de hablar, toser (totalmente agripada) y moverse durante una película que no quería ver. Lo dejó claro varias veces y no era su culpa.

 

Finalmente, nos retiramos por la salida habilitada desde la sala y terminamos bajando piso tras piso sin señalización, terminando en un estacionamiento sin salida peatonal, y perdidos. Gratísima experiencia para los abuelitos. Ni mencionar que pensaba “este loco me debe estar esperando afuera” y solo venía mi hija a mi mente.

 

Iban a permitir el ingreso de un arma de fuego a la sala (en poder de alguien que claramente no sabe lo que tiene), permitieron que una menor ingrese a una película prohibida para ella y no tienen adecuadas rutas de salida. Señores de Cineplanet, a ver si dejan la ficción en la pantalla y no obligan al espectador a vivir momentos “de película” fuera de ella.



miércoles, 4 de diciembre de 2013

Pensar en ayer, pensar en ti

Hoy no es el mejor día, de hecho está muy complicado, cargado, si fuera una persona diría que está recontra insoportable y antipático. Hoy no es el mejor día porque ayer lo fue, ayer 03 de diciembre de 2013 tú y yo recordamos y celebramos nuestro Tercer Aniversario de CASADOS. Si pues, tres añitos recién, no diez, veinte, cincuenta como quizás los tenga usted estimad@ lector(a) pero para mí estos han sido los mejores años posibles por la simple razón que me casé contigo. Lo supe desde el día que me propuse conocer esa sonrisa que no me miraba en la otra mesa, lo supe desde el momento que entendí que intentar, insistir, buscar estar contigo era la decisión “complicada”, lo supe siempre y lo sé ahora que no solo nos casamos sino tenemos a nuestra preciosa hija a nuestro lado, lo sabré siempre.

 

Día de correr desde temprano ayer, para poder terminar y celebrarte como te mereces. A eso de las 8:30pm llegó mi cuñadita para quedarse con su “china”, cantarle, dormirla, cuidarla y permitirnos ese momento a solas que no buscamos nunca pues preferimos estar con la bebe, sin embargo ayer, sólo ayer, seríamos tú y yo. Salimos, claros de nuestro destino, en camino al Restaurante Blue Moon pues teníamos hace tiempo la curiosidad por ir, por perdernos en su mundo de botellas y detalles, en sus paredes recargadas, abstraernos un rato del mundo de afuera. Llegamos y nos esperaba todo lo que pensamos, menos el Chef… era tarde, ya se había ido y no era posible atendernos así que recorrimos un poco el local con la promesa de volver y salimos para cambiar de destino, ahora camino a San Isidro y al Restaurante San Ceferino en Dos de Mayo.

 

Ordenamos, cenamos, nos miramos con absoluto amor casi que la cena tenía sabor a mermelada (como diría Pajuelo) y nos perdimos por un rato yo en tus ojos y tú en los míos. Si mi amor, sigo absolutamente enamorado de ti, de tu forma automática de ser bella y atractiva, de tu coquetería y dulzura que proyectas en cualquier espacio que entras, de tu sensatez, de tu brillantez, de ti. Si mi amor, vamos a pedir postre, lo que tú quieras y cuando llamo al mozo (el servicio era impecable hasta aquí) y le digo que queremos pedir un postre me mira algo nervioso, me dice que ya viene su compañero, se va. No entendí pero esperamos, nadie venía, parecía que cortaban la música, ¿se querrán ir? ¿en lugar de postre me traerán la cuenta? Me iba molestando y tú me dices “amor, yo estoy feliz y no me molesto, no lo hagas tú”. Cual válvula de presión automáticamente me desinflé y me relajé cuando a los pocos segundos la música cambia y suena una melodía más bien de bodas… cuando atiné a voltear, el mozo nervioso se acercaba con un postre acompañado de una vela y un paquetito. “Señor, Feliz Aniversario, aquí su esposa le quiere dar este presente”. Era el postre de la foto, era un regalo de lujo, una maravilla que claro, como me conoces tanto, sabías que necesitaba.

 


¿En qué momento? ¿Cómo hiciste esto? No sales de casa por ver a la bebe, cambiamos de restaurante a última hora, no tenías tiempo, no podrías… ¿o sí? Algunas cosas comenzaron a hacerse claras… esa demora con tus abuelos en el almuerzo… la salida de mi cuñada a “comprar” antes de salir, tu ida al baño al llegar al restaurante… TU MAGIA. Eso es todo, TU MAGIA. Nunca tuve la menor idea, nunca fui más feliz. Que te des todas esas molestias por mí, por verme la sonrisa tonta y desconcertada, de sorprender al sorprendedor, de llenar de detalles al detallista, de amarme como te amo, de amarnos como nos amamos. ¿Lo demás? Una vuelta por la playa y a casa… “¡vamos que quiero ver a mi gordita!” y volvimos. Entonces, ¿qué me importa lo feo que está el día de hoy? Con el de ayer tengo para un año, para una vida, para varias vidas, así que todos son días felices gracias a ti.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Y sigues ahí sentado

Tienes la capacidad que pocas veces he visto de aprender, de crecer en segundos, de adueñarte de momentos y no permitir que nadie te gane el lugar que peleas. Y sigues ahí sentado, lamentando la pelea que tercamente insistes en perder.

 

Eres de lejos brillante, lo sé. Muchas veces quisiera tener tu rapidez, tu agilidad, tu energía desbordada cuando me quieres hacer creer que si pues, es posible y si no, QUE IMPORTA, el intento vale más. Sin embargo volteo un segundo y ya cambiaste, caíste, te habló, te escribió, te miró y todo se cayó. O simplemente se te ocurrió pensar en si pensará en ti. Y sigues ahí sentado.

 

Te he visto con los años pararte con esfuerzo, sincerar tu realidad, planear lo mejor para ti, para tus hijos. Todo eso en muy corto tiempo y rodeado de ayuda dada con amor, terco amor que repite y repite y repetirá tanto como lo pidas, tanto como lo necesites, tanto como insistas en seguir ahí sentado. Te he visto pararte rápido para volverte a sentar aún más rápido y no entender nada, ciego, necio, terco y al final de tanto dolor, decir “si estoy bien”.

 

A pocas personas quiero como a ti, con pocas personas iría codo a codo a tomar el mundo por asalto como contigo, porque me conoces, porque me entiendes y aun así pensaste que yo te haría daño pero es rotativo, mientras estás sentado disparas a matar para no ver que no haces sombra y una de esas me cayó a mí. Y te sigo queriendo, te seguimos queriendo. No sabemos más que tú, pero tú tampoco sabes más que nosotros, solo somos más y vemos lo que tú no ves, te vemos a ti, al que si eres, al que debes ser siempre, no solo los minutos que te paras y hoy, en este momento, decidiste volverte a sentar, y sigues ahí sentado.

 

No, no se va a ir por pararte de golpe, no va a pasar por solo decir “estoy bien”. Tu mayor temor al final es realmente estar bien por lo que eso significa, pero si descorres la cortina, te acercas al espejo que te mostramos y ves a esa persona única e increíble que vemos, lo lograrías. La vida se está perdiendo de ser conquistada por el mejor, así que por favor, por los que te queremos y por los que te hacen sufrir, por tus hijos y por ti, por mi si ocupo algún lugar en tu vida digno de ser escuchado, PONTE DE PIE pero sobre todo… NO TE VUELVAS A SENTAR.

 

Eres grande, solo falta que lo creas… porque contra eso no puedes luchar, lo eres y punto.