lunes, 27 de agosto de 2012

Mi fiaca


Han pasado largos, larguísimos meses que no escribía nada y siempre busqué alguna buena excusa para volver a sentarme frente a ustedes y explicar que fue de mi. Bueno, finalmente el viernes encontré la mejor excusa o mejor, ya no necesito una.


El viernes en la noche, mi esposa y yo decidimos ir (luego de un vergonzoso tiempo) al teatro pues nos atrajo mucho cierta obra con un nombre algo particular: LA FIACA. Esa palabra era para nosotros hasta esa noche, extraña. La sala seleccionada era el Teatro Larco, ubicado en pleno Miraflores en la Av. Larco muy cerca de 28 de julio, por lo que fue sencillo llegar, el ingreso ordenado y el staff de la productora impecable, así que nos sentamos a entender que cosa era esta bendita fiaca.

 

Desde el inicio la obra demostró como es posible hacer teatro de calidad y con actores de primer nivel y, al inicio aun confundidos por la palabrita, luego fuimos entendiendo que no es otra cosa que una forma de flojera, de huelga personal, de alargamiento del domingo, en resumen “ganas de no hacer nada” en día (o días) de trabajo. La obra transcurre alrededor de la idea de un trabajador ejemplar con una sorpresiva y extensa fiaca, pasando diversas situaciones con disimiles personajes y haciendo que la audiencia se doble en sus asientos en sonoras carcajadas desde el primer minuto y durante todo el montaje. Algo destacable es que pocas veces he visto que el público aplauda durante la obra, debido a lo destacado de determinada escena o actuación, y en LA FIACA sucede varias veces.


En resumen, este humilde ignorante les dice que no se pierdan LA FIACA en el Teatro Larco y, por otro lado, que estoy de vuelta por este blog abandonado en el tiempo, pues hoy oficialmente termina mi FIACA LITERARIA y créanme, en ausencia de pluma he acumulado muchas historias, experiencias y anécdotas que dan para escribir desde hoy y como antes.





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