miércoles, 12 de enero de 2011

De cómo conocí a GIANMARCO

Gianmarco es una persona especial, le encanta la música y estoy seguro que es bastante entonado, además se la pasa cantando así que eso ayuda bastante.
Es además, muy trabajador. Todos los días está buscando la manera de producir algo más, algo nuevo, algo que le permita cumplir algún sueño inalcanzable, porque, naturalmente es una persona sumamente soñadora. Alegre por demás, siempre tiene una sonrisa en la cara y la capacidad de alegrarnos el día con alguna mueca distraída. Es alguien que hace de tu día algo diferente con solo pasar unos momentos a su lado.
Gianmarco es sin duda una de las personas que hizo una diferencia en mí desde que lo conocí hace apenas un par de meses, pero, ¿cómo lo conocí?
Mi esposa y yo estábamos cerca del Óvalo Higuereta a la hora de almuerzo, estimo que en noviembre del año pasado, cuando pasamos por la esquina anterior al mercado El Edén, donde funciona un más que conocido local de Caldo de Gallina, si, ahí, en toda la esquina, ese mismo que estás visualizando en plena Benavides. Si, ya sé que todos dicen que es buenazo, así que yo dije “mi amor, hoy quiero… no, no… hoy necesito probar un CALDO DE GALLINA en este local” y ella aceptó. Entramos y me pedí el famoso caldito, mientras ella vio pasar por ahí un enorme lomo saltado y dijo “a mí me trae uno igualito a ese” para luego comentarme discretamente “me ayudas ah” con lo que el almuerzo quedó claramente definido. Ella comería medio lomo saltado y yo un caldo de gallina con el otro medio. Lo usual.
Fuimos muy generosamente servidos por el mozo de turno y empezamos a degustar tremendos platazos (y eso que me pedí el caldo chico) cuando vimos erráticamente entrar al local a un niño de no más de 6 años, no demasiado aseado y con una cajita de golosinas. No fue muy bien tratado en algunas mesas, y de manera natural se acercó a la nuestra pero no nos llegó a ofrecer los dulces, sino que se quedó prendado del plato de mi esposa y mudo al mismo tiempo. Ella se dio cuenta y le dijo “¿quieres un poco?” a lo que el niño, aun con la boca entre abierta, solo atinó a asentir con la cabeza y estirar la mano. Ella sonrió y le dijo “no, no, ven siéntate y vamos a pedirte un plato” y así lo hizo. Justo antes de decirle al mozo que nos alcance un plato, éste ya le estaba pidiendo al niño que se retire, pero le dijimos que no, que él era nuestro invitado y se quedaría a almorzar, que por favor le traiga un plato. El mozo sonrió con agrado y le dijo “pero eso sí, vamos a lavarnos esas manos” y se lo llevó a los servicios.
Finalmente nuestra mesa constaba de un lomo saltado, un caldo de gallina y tres platos. Nuestro inesperado acompañante se sentó a comer pero demostró tener una energía que agotaría fácilmente al conejito Duracell. Se paraba, se sentaba, hablaba, se metía debajo de la mesa, jugaba con los cubiertos. Yo podía ver a mi esposa llenarse de paciencia y de rectitud y tratar permanentemente de enseñarle buenos modales, aconsejarle como comer, y al mismo tiempo ganar su confianza para que nos diga su nombre, cosa que desde que se sentó le preguntamos y no nos quería decir. Al inicio usaba evasivas y luego se inventaba nombres, o me decía “adivina” y a todas mis respuestas decía que sí. Tenía como 20 nombres la criatura.
Como el cuento de la oveja que gritaba lobo, cuando finalmente nos dijo su nombre no le creímos. “Pero en serio, ese es mi nombre”. Nos quedó la duda, pero finalmente le creímos. “Hola Gianmarco, mucho gusto en conocerte”. Sentimos además que darnos su nombre era para él una muestra inusual de confianza y solo ese hecho hizo que empezara a comportarse mejor. Nos contó de su mamá, que tenía un hermanito menor y que siempre vendían por acá. Así terminó nuestro almuerzo y es así como conocí a Gianmarco, una maravillosa personita que llenó de luz nuestro día.
El lomo saltado era realmente grande, al final lo compartieron Gianmarco y mi esposa, pero ni aun así lo terminaron, quedó suficiente para otra persona. Gianmarco estaba lleno, pero veíamos como pese a no querer más, miraba fijamente lo que quedaba del plato sin animarse a decir lo que quería decir. Lo ayudamos un poco… “¿quieres llevarle esto a tu mamá?”. Nuevamente asintió y dijo “¿con todo y las papas? Están muy ricas”. Sonreímos y pedimos que lo pongan para llevar.
Los tres salimos del local con una sonrisa en la cara a buscar a la madre de tan notable criatura. La encontramos media cuadra más allá, cobijada en la sombra de un muro, con su caja de golosinas y su otro hijo durmiendo en su regazo. No sé decir porque, pero al verla a los ojos supe que era una buena mujer, trabajadora, noble, que quiere lo mejor para sus hijos. Vio a Gianmarco y lo primero que le preguntó fue “¿ahora qué hiciste?” pero sin perder la sonrisa y con la dulzura de una madre enamorada de las locuras de su muchachito. “Hola, estaba almorzando con nosotros, tienes un hijo maravilloso. Dinos, ¿de verdad se llama Gianmarco?”. La risa fue general y la respuesta afirmativa. “Tienes un hijo muy bello, muy alegre y muy inteligente”. “Si, y es muy bueno, me ayuda mucho y le encanta estudiar, le gusta aprender de todo”.
Nos despedimos con la promesa de vernos nuevamente, quizás con ropa, quizás con un juguete. Gianmarco saltó diciendo, gritando “¿CUÁNDO?”. “Pronto, en estos días”. “¡Ya! Siempre estamos por acá”. “Chau precioso, cuida a tu mamá y a tu hermanito”. “Chau campeón”.
Cumplimos la promesa pero no pudimos encontrar a nuestro Gianmarco. Hemos ido varias veces a buscarlo, recorrido el óvalo, el Edén, el puente peatonal, el Caldo de Gallina y no hemos tenido suerte.
Si pasas por ahí y ves un niño de unos 6 años lleno de vida vendiendo un dulce y comiéndose dos, dile por favor que tenemos algo para él.

7 comentarios:

  1. Lecciones de la vida y oportunidades para ver y sentir atraves de otro, un niño, como talves los anfitriones, bendiciones

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  2. Se lo que sintieron al alimentar a una criatura y ver al ser humano que hay en el pequeño, como él cientos, miles en nuestro País, en el mundo. Ya tuve la oportunidad, varias, muchas de ayudar, lo hice, quisiera tener más para dar más. Espero que GianMarco y su familia aparezcan en el lugar acostumbrado. Saludos.

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  3. Wow! Me hiciste llorar con ésta anecdota tuya. Es triste pensar y ver que existan tantos niños y madres en esta situación tan inmerecida. Qué injusta puede ser la vida con algunos!
    Espero también que Gianmarco y su familia aparezcan y puedas volver a contarnos de ellos.
    Tu esposa y tu son muy gentiles. No pierdan ese don de gente.

    Saludos!!

    P.D.: Me encanta tu blog!

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  4. Cada vez me gusta mas tu block,gracias por darle a ese niño la esperanza volver a encontrarse en la vida con gente buena.

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  5. Tu esposa y tú, son de los buenos pocos... Hoy me has hecho sonreír y recordar que aún hay personas que se preocupan por sus semejantes. Yo estoy lejos de mi querido Perú, pero intento hacer lo que puedo por quien necesita aquí donde estoy. Ellos lo agradecen, y contribuimos a que sean mejores personas en el futuro. No es con desprecio y discriminación que ellos van a ser mejores, es con apoyo, con cariño, con trato de respeto e igualdad. Ojalá lo encuentres pronto. Y si el destino lo quiere, que lo pueda conocer yo también.

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  6. Muchas gracias a todos por sus maravillosos comentarios, nos renovaron la fe y el deseo de ubicar a Gianmarco, hoy mi esposa irá nuevamente a buscarlo y ojalá esta vez con mayor suerte. Los tendré al tanto y si es posible subo una foto para que todos lo conozcan. Una vez mas, GRACIAS!!!

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