lunes, 10 de enero de 2011

El cilindro, la res y los pulpos

Un fin de semana no propicio para el descanso me permitió unir en una sola oración un cilindro que cocina, una res que no es res y unos pulpos sin tentáculos ni cabeza.
Y es que ya para nadie es novedad que la parrilla va cediendo gentilmente el paso para que el famoso cilindro se adueñe de nuestras tardes y de nuestras carnes con ese ahumado especial que le da un sabor único a lo que pongamos dentro. El viernes no fue la excepción, y, como ya otros viernes, Victor Hugo (esposo de mi cuñada y gran amigo) nos convocó a su casa y uso la palabra mágica: CILINDRADA. Mi esposa y yo confirmamos en el acto y nos fuimos para allá al final del día. Como siempre cuando haces cilindro/parrilla, hay alguien en el grupo que es el que sabe y con su cilindro/parrilla nadie se debe meter. Pero esta vez el que sabe no pudo llegar, así que los ilustres ignorantes en la materia de la preparación (aunque expertos en la degustación) tuvimos que tomar la batuta y ya podían ver a Victor Hugo y a este humilde blogger condimentando pollos, pancetas de cerdo y demás delicias deseando que en nuestras manos no se convirtieran en desastres. Realmente me gusta cocinar, pero de cilindro no sabía nada. Afortunadamente aprendimos rápido y la cosa salió bien, ya que la concurrencia devoró todo lo que salía de ese mágico artilugio vertical para nuestra tranquilidad y respiro. La convocatoria fue muy buena, pues éramos como quince comensales muy satisfechos, que automáticamente se convirtieron en quince bebedores de cerveza con elocuencia en aumento según aumentaban las botellas. Yo que suelo buscar donde asumir posición de sueño antes de medianoche, me embriagué de la conversación (y de la cerveza) y me dejé llevar por los temas que jamás se deben tocar: música, religión, futbol y política. ¡Los abarcamos todos! Para las seis y media de la mañana, todos éramos hermanos, hablábamos de negocios que jamás haremos, de reencuentros que difícilmente se darán y de salidas que quedarán largamente postergadas. No se me hizo tan tonto haber llevado mis lentes de sol a una reunión de noche. Dada la hora avanzada (o temprana) y el estado de maceración de nuestros cuerpos (sin extremos vergonzosos), decidimos ir a casa a descansar… ¿cómo era el plan? …ah sí! TODO EL SÁBADO.
Para las 10am del sábado posterior a la cilindrada, ya estaba de pie con una inusual falta de sueño y apenas cansado. Viendo reality shows de gastronomía en cable, me animé como ya es costumbre los sábados a tomar por asalto la cocina. Y es literal, pues le cierro la puerta a mi esposa y me adueño de mi desastre para tratar de sacar platillos interesantes y diferentes que compartir con ella. Sin importar los resultados, que por lo general han sido buenos, siempre la pasamos de maravilla. En esta ocasión el menú transcurrió por una palta a la reina (apropiado para la que reina en casa) y, como plato de fondo, un cordon bleu de pollo relleno con jamón, salame, espinaca y queso y acompañado por una salsa a la mostaza con pisco y tomillo. Realmente trabajoso, pero valió la pena. La abuela de mi esposa, Doña Hilda, siempre me dice que no le parece que cocine en casa y no le dé a probar (y aprobar), así que como Don Amadeo, su esposo, y ella nos visitaron en la tarde y, por lo que entendí en el teléfono tenían apetito (grave ignorancia mía), decidí ofrecerle a probar el platillo y obtuve nota aprobatoria. La ignorancia pasa porque al teléfono me dijo “vamos para ir con ustedes al Queirolo porque se me ha antojado media RES y yo, poseedor de un humor bastante básico, le ofrecí cenar. Por supuesto que fuimos al Queirolo donde pedimos media res y, como es correcto y apropiado, nos trajeron media botella de Pisco Queirolo con sus respectivos implementos para un delicioso chilcano. Tantas veces uno puede salir con otra pareja de amigos, pero que diferente, especial y divertido resulta que esa pareja sean tus abuelos. Compartimos la mesa y la media res con Doña Hilda y Don Amadeo en una de las veladas más divertidas y especiales que recuerde, estrenando además el nuevo Queirolo que recientemente abrieron en la Av. Aviación, a pocas cuadras de Angamos. Uno entra y sin importar el mobiliario o la decoración, se abstrae en el concepto del bar pisquero, de la botella en la mesa, de la Lima antigua que tanto extraño pese a que no conocí, de Valdelomar en el Pale Concert. Fue mi primer chilcano con guinda, un elemento poco usual pero que le da un color diferente y un sabor espléndido. ¡Que sigan abriendo Queirolos en toda Lima! La velada (que no podía terminar ahí) concluyó en casa de Claudio, tío de mi esposa, con una partida de póker que Don Amadeo  arrasó de inicio a fin y una excelente tertulia, siempre de la mano de media res más. Extraño y delicioso el término vacuno para denominar a tan espirituosa bebida.
¿Y los pulpos? Pues como ahora si el plan de domingo era descansar TODO EL DÍA, a las 9am nos llamaron Ursula (mi cuñada) y Victor Hugo para acompañarlos a la playa a buscar casa y a pasar el día, así que enrumbamos al sur y nuestro destino fue la playa que lleva el nombre de tan ermitaño, inteligente y delicioso animalito. Recorrimos Pulpos y su caos vehicular (y de calles) toda la mañana buscando casa aunque sin mayor suerte, por lo que pasado mediodía decidimos abortar la misión y mudarnos al club a pasar el resto de la tarde, como no podía ser de otra manera, con unas cervezas, un extraordinario cebiche y su respectiva jalea. El ping pong fue la nota de cierre, donde mis habilidades no pudieron superar a las de Victor Hugo. Revancha pendiente.
Algunas reflexiones que me quedan del último fin de semana son: ¿Qué tal quedará el pulpo al cilindro? ¿Qué me gusta más, una res para comer o para beber? ¿Por qué me siento tan cansado si el sábado y domingo descansé TODO EL DÍA? ¿Por qué ciertos temas son prohibidos si animan tanto una reunión? ¿Debí estudiar para chef?
Algunas respuestas que me animo a darme son: DELICIOSO (todo al cilindro es delicioso). La próxima vez habrá que combinarlas. Échate en la cama, cierra los ojos y DUERME (apaga los teléfonos). Son prohibidos para el dueño de casa porque los invitados no se van nunca y el volumen de las voces sube. Todavía estoy a tiempo.
Me voy a dormir…

4 comentarios:

  1. Muy entretenido...¿Qué buen fin de semana!!

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  2. Muchas gracias Vrehosk, eres mi primer comentario desde que inicié esta cruzada de la ignorancia, por lo que lo tomo como algo especial. Saludos!

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  3. Q envidia de fin de semana,seguramente te la merecias:-)

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